Por Jorge
Martínez R.
En
Venezuela, hasta la mitad del siglo XX , muy pocas familias o personas tenían
la fortuna de atesorar un capital tangible o efectivo valorado en un
millón de bolívares, incluso, incluyendo todos sus bienes e inmuebles
como prendas de oro, casas, vehículos, haciendas de café, caña de azúcar, cacao o fincas de ganado etc. por lo que
una persona o familia que alcanzara a tener un millón de bolívares en
efectivo y otros activos era digna de reconocimiento, ganándose el título de
millonario, distinguiéndose como: “fulano, es millonario o la familia
tal, es millonaria”.
En Caripe
nació una sana y amigable competencia entre emprendedores inmigrantes o descendientes
de inmigrantes europeos, otros del medio oriente y algunos nativos de
Caripe y otras regiones del país, poniéndose como meta el 24 de diciembre de
cada año, para cantar o anunciar entre sus correligionarios, trabajadores o
amigos mas cercanos, que habían acumulado la suma de un millón de
bolívares, libre de todo y sin ninguna deuda por pagar, lo que fue bautizado como: "El Canto del millón"
Era una competencia entre hombres muy trabajadores, en su mayoría pertenecientes a grupos religiosos,
sectas ocultistas u organizaciones tradicionalistas muy respetables como son la
masonería, el rosacrucismo y el mismísimo “Opus Deis”, por que algunos
fueron amigos personales de miembros del “Opus Deis” como los allegados a
Rafael Caldera, -quien fue presidente de la república de Venezuela- que contaba en
Caripe con un selecto grupo de amigos que se correspondieron en su
admiración y respeto.
Entre los
muchos millonarios, que con su esfuerzo y trabajo lograron alcanzar esa
codiciada meta en Caripe, antes de cumplir los cincuenta años, -sin dejar de
reconocer a los demás-, podemos señalar entre muchos, a los siguientes:
El primer
canto de millón en Caripe, lo hizo Gabriel Tepedino, (italiano) el 24 de
Diciembre de 1.956 en una de sus haciendas de café, “Hacienda La Cima”,
que queda antes de llegar a la Cueva del Guácharo. Ese día después que
efectuó el pago de sus labores cotidianas, a todos sus obreros o braseros
cogedores de café, les dio una bonificación en dinero efectivo, como
aguinaldo a cada trabajador y dijo: “Gracias a Dios y a ustedes, con el esfuerzo de mi trabajo, he alcanzado a tener mi primer millón de
bolívares”. Todos gritaron emocionados, aplaudieron con alegría y regocijo, aquel pronunciamiento que ya era "voz populi" entre sus allegados.
Luis Blanca, Capataz y encargado de “La hacienda La Cima”, -un catire jocoso, buen tocador de cuatro y parrandero-: dijo con mucha emoción y respeto: “Carajo, Don Gabriel, eso merece cantarle unos aguinaldos”. Inmediatamente sacaron un cuatro, maracas, tambora, una garrafa de ron con ponsigué y comenzaron a improvisar aguinaldos dedicados al primer millonario de Caripe.
Luis Blanca, Capataz y encargado de “La hacienda La Cima”, -un catire jocoso, buen tocador de cuatro y parrandero-: dijo con mucha emoción y respeto: “Carajo, Don Gabriel, eso merece cantarle unos aguinaldos”. Inmediatamente sacaron un cuatro, maracas, tambora, una garrafa de ron con ponsigué y comenzaron a improvisar aguinaldos dedicados al primer millonario de Caripe.
Don
Gabriel Tepedino, emocionado por aquel gesto tan espontaneo, ingenuo y tan
natural de cantos de aguinaldos en su honor, brindó garrafas de ron y otras
bebidas espirituosas de marca mayor, les obsequio un cochino de su cría y
provisiones para que hicieran un gran asado y siguieran improvisando. Así
amanecieron el 25 de diciembre los trabajadores de “Hacienda La Cima” con
un parrandón navideño nunca visto en las inmediaciones de la Cueva del Guácharo,
con "el canto del millón" en cada verso de aguinaldo. Dedicados a Don
Gabriel Tepedino
El año
siguiente Pedro Cesin (Pepe Cesin) -descendiente de árabes o turcos como
se decía en Caripe- en su beneficio de café y abasto de víveres que
quedaba en El Guácharo, frente a la Iglesia del pueblo- Anunció ante sus
trabajadores: “Que gracias a Dios y a ellos había alcanzado y pasado el
millón de bolívares” motivo por lo que los gastos, preparativos y fuegos
artificiales para la misa de aguinaldos de ese 24 de Diciembre, incluyendo
brindis con comida, bebida, para
todo el pueblo especialmente para los cantadores de aguinaldos corría por su
cuenta
Para esa
ocasión especial se presentaron los mejores cantadores y cantadoras de aguinaldos del pueblo, entre
ellos: Felipe Mota, Benito Rodríguez, El Negro Romero, la catira Elvira y
Gueita Ortiz entre otros, para amanecer cantándole al nuevo millonario de
Caripe, que era Don Pepe Cesin.
Los
hombres de confianza de Pepe Cesin, eran Benito Bonnet, (El Báquiro) su chofer
utilitario, Antonio Ortiz, (El Cangrejo) encargado del beneficio de café, Luis
Milano (el Negro Uva).responsable del secado en los patios de café y Eduardo
Díaz (Capuchino) vigilante del beneficio o trilla de café. Esa noche cada uno
de estos hombres cumplió una función especial, El Báquiro, encargado de la
bebida, la entrega de provisiones y comida a los cantadores de aguinaldos, El
Cangrejo -a pesar de que era gago-, se unió a los cantadores para cantarle a su
patrón. Capuchino se encargó de disparar el cañón de la Iglesia y los demás
fuegos artificiales durante toda la noche y el Negro Uva, como buen tomador de ron,
se unió a la borrachera del pueblo que celebraba con algarabía el canto
del millón de Don Pepe Cesin, un hombre muy querido y respetado por toda la
gente de El Guácharo y todo el municipio Caripe, fue una velada maravillosa de
cantos aguinalderos que recorrió el pueblo cantando de casa en casa en honor al
segundo hombre que canto millón en Caripe.
Lamentablemente
Don Pepe Cesin, un gran emprendedor, muy respetado y querido por toda la gente,
murió relativamente joven, siendo su entierro una de las manifestaciones de
duelo más grande nunca vista en Caripe.
Al
siguiente año, el canto del millón, lo hizo Pascual Cirigliano, (Italiano
Lucano) desde la hacienda familiar “La Lucania” ubicada en Teresen, donde
producían caña de azúcar, café, tenían su trapiche cañero, beneficio de
café, con el complemento de la producción artesanal de licores “La Lucania”,
siendo además el pionero en tener una concesión para una estación de servicio
de gasolina en Caripe.
Don
Pascual Cirigliano, era un caballero de muy bajo perfil, de refinados modales,
muy cuidadoso de su figura personal y el manejo de sus finanzas, con cierta fama de
tacaño o pichirre como se decía en su época, un emprendedor visionario,
posiblemente el padre, -conjuntamente con sus hermanos: Domingo y Nicolás- de
la idea de la industria de pastas tipo italiana más grande que existe o existió
en todo el oriente de Venezuela, como es “Pastificio o Pastas Cirigliano”, con
sede principal en Barcelona estado Anzoátegui, de allí que Caripe sea, por
añadidura, la madre putativa de la pasta italiana en Venezuela.
En ese
mismo ritual decembrino lo hicieron después otros como: Gabriel Gómez, -hermano
de José Cirilo Gómez-,
Gabriel
Gómez, era un comerciante de víveres y mercancía al mayor, de origen
margariteño, muy reservado en el manejo de sus finanzas, quien prefirió pasar
inadvertido como millonario del pueblo.
El
siguiente año lo hizo Emilio Cesin, (Mimí) descendiente de árabes y hermano de
Pepe Cesin. "Mimí Cesin" era un comerciante de víveres, artículos de ferretería
y mercancía seca variada al mayor y al menor, un caballero de los
negocios, excelente persona, de trato cordial y muy respetuoso, -jugador de
cartas o barajas, especialmente del ajilei y algunas partidas de dados entre
amigos o buenos conocidos-, fue el quinto hombre con el privilegio de cantar
millón en Caripe.
"El Canto
de millón" de Mimí Cesin, tuvo especial connotación, por que en ese año, terminó
la construcción de la primera edificación moderna para negocio y
residencia familiar que se hizo en Caripe, un pequeño edificio de dos plantas o
de dos niveles, con un pintoresco balcón hacia la calle principal, que es la
Avenida Enrique Chaumer., donde se exhibió el primer arbolito de navidad que se
conociera en Caripe. Fue algo muy llamativo, con luces multicolores y adornos
navideños, al mejor estilo alemán,
Un
arbolito importado desde los EE. UU, se iluminó el 24 de Diciembre en el
balcón residencial del edificio, acompañado en la planta baja, de un lujoso
automóvil de la Chrysler, también importado de los EE.UU. y el edificio
debidamente adornado con motivos navideños y juego de luces multicolores por primera exhibidos en el Jardín
de oriente. En ese ambiente, celebrando la cena navideña en familia y con sus
amigos o allegados, -desde su balcón- agradeciendo a Dios, dijo: “Yo también
soy millonario, brindemos por eso esta noche” Inmediatamente se corrió la voz,
contagiando al pueblo con "el canto del millón" para un nuevo millonario, que con más
glamour y mayor prestancia se anunciaba en Caripe.,
Los
cantadores de aguinaldos, -que entonces acostumbraban ir de casa en casa
cantando para que le obsequiaran su aguinaldo (Dinero que metían dentro del
cuatro) y sus hallacas caseras-, dedicaron sus cantos a Mimí Cesin, a su
arbolito de luces multicolores y a su lujoso automovil importado de los EE.UU.
El
encargado de esa parranda de cantos improvisados, fue Abraham Cesin, -primo
de Mimí Cesin-, quien recorrió Caripe, Amanita y El Guácharo,
-bailando su burriquita-, con los cantadores, que con sus versos de
aguinaldos, pasaron todo el 25 de diciembre cantándole a Mimí Cesin,
“El canto del millón y el arbolito de navidad en Caripe”.
1 comentario:
Gracias por tan impecable publicación. Ver el nombre de mi bisabuelo Gabriel Tepedino me llenó de alegría y de nostalgia por Caripe. Gracias
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