Por. Jorge Martínez R.
El pavo de La Guanota
cuando lo iban a matar
se puso a curucutear
de una manera graciosa.
Le daba vuelta a su pava
y con el ñoclo estirado
con su gran plumaje inflado
se protegió con las piedras
hasta que el dueño y la dueña
decidieron no matarlo
dejando ese pavo a salvo
aquella mañana de enero
Jorge era el cocinero
y Gonzalo el propietario
decidieron como hermanos
dejar ese pavo quieto
Brindaron con ron de bruja
de la botella que había
dejando para otro día
el menú y aquella nota
de comerse un gran guisado
del pavo de La Guanota.
La Guanota 08/01/2.019
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